viernes, 10 de diciembre de 2010


Tijuana, 4 de octubre, Casa YMCA, uno de los albergues que recibe jóvenes entre 13 y 17 años que fueron deportados.

Descubrir que jóvenes menores de 13 años están bajo custodia del gobierno y que la mayoría fueron enviados al otro lado por la propia familia para trabajar o como venta, o sea, tráfico de personas. En la mayoría de los casos, vienen de Puebla, Guerrero, Oaxaca, Michoacán. La repatriación de esas personas es pagada por el gobierno estadounidense, sea por avión o en autobús, todos bajan en ciudades fronterizas: Tijuana, Mexicali, Nogales y Ciudad Juárez son las que más los reciben. Ya en territorio mexicano el apoyo para regresaren a sus casas viene, muchas veces, de los familiares que ya cruzaron.

El año de 2009, había más de 35 millones de hispanos indocumentados en territorio estadounidense. 12 millones de mexicanos. Con eso me pregunto: ¿Qué está haciendo el gobierno mexicano para cambiar eso? Nada. La cantidad de dólares enviados de EE.UU. a México es la segunda entrada económica mexicana, atrás solamente del petróleo.

Los índices de muertes están entre los 15 y 55 años. De sobrevivencia entre 12 y 35. Con la creación del Operativo Guardián, en 1994, hoy el índice de muertes llega a 5 mil por año, principalmente en lo que se llama el ‘corredor de la muerte’, en el desierto del Arizona. El estado de Guanajuato es el mayor “exportador” de migrantes, con 100 años de tradición. Allá la partida de un joven hacia el norte es como un ritual de iniciación en la vida adulta. En las escuelas, cuando un joven falta más de tres días las maestras consideran que no regresará más.

Para cruzar un migrante llega a pagar de $1200 hasta $8000. Puede ser por el desierto o en un coche con documentos falsos. Como la mayor parte viene de zonas rurales venden todo lo que tienen con la esperanza de llegar del otro lado. Como muchas veces eso no pasa,  los migrantes se encuentran en ciudades que no conocen, sin empleo y sin dinero. En sus ciudades también, sin casa, sin empleo y sin dinero. Muchos se involucran en el mencionado tráfico de personas, ya sea por la prostitución o por las drogas.

Ante eso, me encuentro con el trauma del tránsito: la muerte y el regreso. El gobierno mexicano no tiene un programa de prevención, tiene uno de emergencia. Por año el país pierde más de 500 mil personas que se van para el otro lado.
Para los que regresan hace falta una reinserción educacional y laboral, tampoco hay un programa para ellos.

En 2001, después del 11 de septiembre, el promedio de migrantes deportados fue de 30 diarios. En septiembre de ese año fueron solamente 57 personas deportadas en un único mes. En 2009 aproximadamente 35.600 personas fueron deportadas, entre ellas 4 mil jóvenes.

Poner en número, dimensionar el flujo de personas que ahora están en un tren, caminando en el desierto, en un camión para llegar a Nogales, mañana a las seis…

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